Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
13 de mayo de 2016, publicado originalmente 19 de febrero de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us
MS:
Adentrémonos en la Revolución Cultural [de China, de mediados de los
años 1960 a mediados de los 1970]. Le diste dirección a los comunistas
en todo el mundo en la lucha por entender el significado de la
Revolución Cultural y defenderla como cuestión divisoria y de verla como
el pináculo de la lucha de clases de la historia humana, la mayor
altura alcanzada por la lucha de clases en la historia humana. Eso no es
precisamente —por lo que se refiere a la opinión común hoy— lo que uno
encuentra en las librerías. Ahí es posible encontrar 70 libros acerca de
— y es posible escuchar a personas que tienen 32 años de edad hablando
acerca de la manera en que la Revolución Cultural les destruyó la
carrera, y tuvieron carreras sorprendentes cuando tenían unos dos años
de edad. Pero eso afectó a la gente. Ha ejercido un gran impacto sobre
la gente.
Algunos músicos anteriormente eran importantes
simpatizantes de la Revolución Cultural pero ahora salen estas
historias de personas, de los artistas provenientes de China, por
ejemplo, que dicen: “Me engañaron. No entendía todo lo que pasaba porque
no conocía el sufrimiento que el pueblo soportaba”. O, las formas
culturales populares, El violín rojo, por dios: una película
que no tuvo nada que ver con China pero en ella había una escena en que
presenta a los Guardias Rojos tumbando puertas y sacando a individuos de
sus hogares, en busca de este violín rojo que tenían que hacer añicos.
Pues, éste era un símbolo de libertad y creatividad artística.
Además, Adiós a mi concubina, una
película que pesa muchísimo entre — conozco a muchos amigos, muchos
artistas e intelectuales que fueron a ver esa película dos tres veces y
en serio la consideraban una señal de lo que estuvo mal y la manera en
que la Revolución Cultural no era un avance para la humanidad, pero algo
que en realidad era parte de la represión, en particular la represión
de los intelectuales y los artistas.
Quisiera preguntarte sobre eso — hablemos un
poco sobre la cuestión de la libertad intelectual. Creo que esto está
relacionado con la cuestión del disentimiento, pero podemos ver eso
aparte, pero concretamente, creo que esta idea de —lo que has venido
mencionando desde el principio y uno de los motivos de mi pregunta sobre
la cuestión del partido y lo demás cuando las personas empiezan a
acomodarse y cosas afines— lo que mencionaste anteriormente acerca de la
necesidad de un verdadero bullicio total y tremendamente creativo entre
las personas y en el partido y entre los comunistas, esa constante
aplicación creativa y luego que el marxismo en sí es una ciencia que en
realidad, en una forma viva, efectivamente hace eso en serio. Cuando
comentabas eso, yo pensaba, qué tan refrescante lo es escucharlo porque
da energía con un sentido de [cómo] es nuestra ciencia en verdad —
desencadena la mayor creatividad, cuando se capte, desencadena la mayor
creatividad posible.
Escena callejera antes de la revolución en China.
Pero existe la opinión común, o convencional,
que de hecho —he aquí este avance crucial en la lucha de clases, este
avance crucial de la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo— pero se
presenta este avance como algo que representaba la represión de la
libertad intelectual y artística.
BA: Bueno, de nuevo, odio sonar
como un disco rayado, pero esto es una cuestión compleja y un problema
complejo con el que la Revolución Cultural procuraba lidiar y con el que
lidiaba. Para repetir, es necesario ubicar esta cuestión en lo que
pasaba en el desarrollo de la Revolución Cultural y no abordarla desde
la óptica con la que demasiadas personas lo hacen en esta sociedad. No
entienden la dinámica concreta — por qué era necesario tener estas
revoluciones en primer lugar, sus causas y las contradicciones con las
que tuvieron que lidiar cuando nacieron. Algunas personas tienen cierto
sentido de que, vale, en China, la gente era pobre. Si uno ha leído esas
novelas de Pearl Buck, o sea, la gente de nuestra generación, éstas dan
una idea de la terrible vida de los campesinos y se puede entender por
qué la gente quisiera deshacerse de esa opresión y demás. Pero mucha
gente ni conoce de eso, en especial ahora. No tienen una idea concreta
de cómo era China y por qué era necesario tener una revolución y cómo
esa revolución tuvo que darse.
La práctica de vendar los pies
rompió el arco del pie y los dedos del pie de una muchacha (de dos y
seis años de edad) y para colmó, vendó cada pie fuerte y dolorosamente
para impedir su crecimiento. Se practicó principalmente en las clases
acomodadas. Se consideraba que los minúsculos pies puntiagudos eran
hermosos, haciendo más femeninos y delicados los movimientos de la
mujer.
Los pies vendados propiciaron la dependencia de la mujer hacia la familia, en particular los hombres de la familia. Cuando triunfó la revolución en 1949 y se estableció la nueva sociedad, se prohibió esta práctica como un paso hacia la liberación de la mujer.
Los pies vendados propiciaron la dependencia de la mujer hacia la familia, en particular los hombres de la familia. Cuando triunfó la revolución en 1949 y se estableció la nueva sociedad, se prohibió esta práctica como un paso hacia la liberación de la mujer.
Así que eso es un problema. Pero no sólo tuvieron
que superar la formidable perspectiva, o más bien la formidable
realidad, de la dominación imperialista y su reparto de China, pero
también tuvieron una larga historia de feudalismo, de la explotación en
masa del campesinado y cientos de años —de hecho, miles de años— en que
la gran mayoría de la población estaba de plano desesperadamente
empobrecida y explotada. Además, en esa sociedad, por la dominación del
imperialismo y por el feudalismo que aún quedaba, no tenían tantos
avances tecnológicos o [solamente] tenían unos avances tecnológicos en
unos pocos enclaves. Pero, de ahí la vasta extensión del país y la gente
que en ella vivía estaban enmarañadas en un mar de atraso forzoso.
Por eso, había esos antecedentes, los esfuerzos de
dar saltos para superar la pobreza y la opresión de las masas
populares. Subieron al poder en 1949 y de inmediato, en cosa de un año,
se vieron envueltos a empujones en una guerra con Estados Unidos, en
Corea — una guerra en que MacArthur decía: Llevemos la guerra a China.
Eso fue un gran pleito con Truman. Llevemos la guerra a China. Vayamos
directamente a China y crucemos la frontera. No sólo cerca de la
frontera sino cruzar la frontera y hacer retroceder la revolución china1.
De ahí, de inmediato, casi ni tuvieron tiempo para
celebrar y consolidar su triunfo y de repente se ven envueltos en esta
batalla con esta poderosa potencia imperialista ahí mismo en su frontera
en el sentido literal. Además, combatieron contra Estados Unidos hasta
un empate y de hecho hasta derrotarlo — porque, en materia de sus
objetivos en Corea, una vez que Estados Unidos entrara a la guerra,
resultaron trabados sus objetivos, en gran parte por la participación de
los chinos en esa [guerra].
Así que llegaron a ese punto. Ahora, tratan de
transformar este país que es pobre y atrasado, que ha sido dominado por
el imperialismo — una situación en que [había] un famoso letrero en un
parque de Shanghai: “Se prohíbe el paso a perros y chinos”. Eso fue una
manera escueta de expresar cómo era su vida, hasta en las zonas urbanas,
aunque uno viniera de las clases con mayor educación, por ejemplo. Por
eso, lo que mencionaste anteriormente — de que muchas personas o
volvieron a China [después del triunfo de la revolución en 1949] o
muchas personas en China, intelectuales y otros, estuvieron muy
entusiasmadas por la nueva sociedad que se gestaba, porque ésta iba a
superar la situación general en que China estaba sometida y repartida
por diversos imperialistas, y el pueblo chino y la nación china iban a
tener la capacidad de ponerse en pie y no dejarse pisotear y señorear
por esas potencias extranjeras, y así sucesivamente.
Las contradicciones, y los retos, del camino socialista en China
Pero eso también encierra una contradicción, la de
que muchas personas están — de algún modo lo capta lo que dijo Mao:
“Sólo el socialismo puede salvar a China”. Lo que quiero decir aquí — de
hecho, ésta es una declaración contradictoria porque él dice que, sin
tomar el camino socialista, China no puede quitarse de encima la pobreza
y la dominación de parte del imperialismo y por ello, ése es el único
camino para China. Eso quiere decir que muchas personas — digo que esa
declaración era contradictoria porque quería decir que muchas personas
que no estaban del todo convencidas de la visión comunista apoyarán la
revolución y hasta apoyarán que se tome el camino socialista porque es
cierto que objetivamente no existe ninguna otra forma en que se puede
poner fin al atraso y dominación del imperialismo.
Por un lado, eso obviamente tiene un elemento
positivo. Muchas personas, entre ellas gente de las capas más burguesas,
estaban entusiasmadas acerca del camino socialista porque efectivamente
representa la salida para China. Pero, por otro lado, éstas más bien lo
ven desde la óptica del nacionalismo o un punto de vista más burgués.
Quieren que China ocupe su justo lugar en el mundo —y no quieren que la
pisoteen los extranjeros, etc.— lo que sin duda es una posición legítima
y algo con lo que se puede unir. Pero es una posición contradictoria.
Ese fenómeno existía en China, no sólo fuera del
partido sino en una medida muy grande, al interior del partido. Muchas
personas ingresaron al Partido Comunista de China por razones de ese
tipo. En su concepción del mundo, no necesariamente habían llegado a ser
comunistas en toda su extensión ideológica y en realidad no se guiaban
por el concepto general de llegar a un mundo comunista —ni el
internacionalismo, de hacerlo como parte de la revolución mundial en su
conjunto y de hacer sacrificios por esa revolución mundial cuando fuera
necesario—, sino más bien por el punto de vista de que: ésta es la única
manera de que China puede ponerse en pie y asumir su justo lugar en el
mundo. Bueno, muchas personas semejantes estaban en el partido durante
mucho tiempo. Muchas de ellas eran veteranos de la Gran Marcha e
hicieron heroicos sacrificios pero nunca hicieron una ruptura completa y
real para asumir el punto de vista comunista, que sin duda abarca la
idea de que China debería deshacerse de la dominación extranjera y de la
pobreza y atraso del campo y el feudalismo, pero constituye mucho más
que eso, y va mucho más allá de eso.
Así que eso es uno de los problemas, de las
contradicciones que existían al interior del Partido Comunista de China,
y que caracterizaban la lucha a su interior, desde el mero principio.
De ahí, hay otra dimensión, de que todos tienen las marcas de nacimiento
de la entraña de la cual proceden, digamos. Eso era cierto en el caso
de China con relación al mundo y la revolución china. Ahí, la nueva
sociedad surgió de la vieja y traía sus marcas de nacimiento,
desigualdades y otras cosas.
Rompiendo con el modelo soviético y yendo más allá de él
BA continúa: Pero eso también fue
cierto en otra dimensión importante: de que se hizo la revolución china
como parte del movimiento comunista internacional en la que la Unión
Soviética era el modelo de la manera de hacer una revolución y cómo
construir el socialismo. Bueno, es interesante — he aquí otra
contradicción: Mao rompió con una parte de eso. Para hacer la revolución
en China, tuvieron que romper con el modelo soviético, el cual sostenía
que era necesario centrar la revolución en las ciudades, basarla en la
clase obrera y tomar el poder en las ciudades y luego extenderla al
campo.
El enfoque chino que Mao forjó, después de muchas
derrotas y unos reveses serios, el derramamiento de sangre y los baños
de sangre que sufrieron al tratar de hacerlo en las ciudades y salir
aplastados por las fuerzas del gobierno central, o las fuerzas de Chiang
Kai-shek2,
era finalmente hacerlo de la forma contraria — de sostener que era
necesario empezar desde el campo: en vista de que es un país atrasado,
podemos iniciar una guerra de guerrillas en el campo donde vive la
mayoría del pueblo y hacer avances para por fin tomar las ciudades. Así
que, eso fue el camino opuesto al de la revolución en Rusia. Bien, es
cierto que en Rusia la mayoría de la población vivía en el campo, pero
era un tipo de país distinto a China. Concretamente, no tenían
posibilidades de librar una guerra de guerrillas desde el campo en Rusia
del mismo modo que lo hicieron en China. Así que, ahí mismo, Mao tuvo
que romper con el modelo soviético y forjar un nuevo modelo de la manera
de hacer la revolución en China y en los países que en líneas generales
se parecen a China.
Pero luego, cuando llegaron concretamente —vale,
ya estamos aquí, ya estamos en el poder, ahora vamos a construir el
socialismo— la Unión Soviética existía, y le ofrecía cierta cantidad de
apoyo y ayuda material para hacerlo. No tuvieron ningún otro modelo. No
reconocieron de inmediato que en primer lugar, el modelo de la Unión
Soviética de todos modos traía problemas inherentes y en segundo lugar,
no necesariamente era el modelo adecuado para las condiciones concretas
de China. Así que si bien en la Unión Soviética bajo Stalin, dieron
énfasis al desarrollo de la industria pesada, en detrimento de la
agricultura, etc., en China eso era un problema aún mayor que en la
Unión Soviética, aunque causó problemas reales ahí3.
Por eso, en cierto momento Mao, de nuevo, tal como hizo al hacer la
revolución en primera instancia, se da cuenta de que, tras quizá una
década y pico de experiencia y esfuerzos en la construcción del
socialismo en China, este modelo soviético tiene muchos problemas
inherentes. Por ejemplo, su excesivo énfasis en la industria pesada. Eso
no es la manera en que vamos a hacer que en realidad el campesinado
esté en el camino socialista, sacrificándolo todo simplemente en
beneficio del desarrollo unilateral de la industria pesada, etc.
Comedor comunitario en una comuna popular
durante el Gran Salto Adelante, 1959. Las comunas populares eran una
cosa nueva que, bajo la dirección comunista, reunió a millones de
campesinos a trabajar la tierra colectivamente y transformar las
relaciones entre la gente.
Por ello, Mao procuró zafarse de ese modelo. De hecho, de eso se trataba el muy calumniado Gran Salto Adelante4.
Además, los soviéticos, cuando Mao intentó romper con ese modelo y
dejar de estar bajo el ala de los soviéticos, éstos se volvieron en su
contra, apoyaron a la gente en el partido chino que querían, si no
derrocarlo, pues obligarlo a volver a estar bajo el modelo soviético y
la dominación soviética en los hechos, y [los soviéticos] retiraron su
apoyo, sus planos, su ayuda técnica y demás, justo en el momento en que
los chinos trataban de dar un salto en su economía.
Así que Mao trataba de forjar ese camino para el
socialismo en China, al igual que lo hizo antes en relación al camino
para obtener concretamente el poder. Ahora, tienen el poder. Él trata de
forjar otro camino para el socialismo. Pero Mao tiene en su contra no
sólo a la Unión Soviética sino a un sector importante del partido chino.
Por una parte, muchos de ellos [los miembros de ese partido] no
rompieron en realidad — tal como lo dijo Marx, en los hechos no lograron
ir más allá del estrecho horizonte del derecho burgués. De hecho,
todavía pensaban según los términos de simplemente —tal como aplicó
abiertamente Deng Xiao-ping después de su ascenso al poder— cómo hacer
de China un país poderoso, aunque eso implicara hacerlo con el
capitalismo. En realidad, no pensaban en cómo llegar al comunismo como
parte de la lucha mundial general. Así que se manifestaba ese fenómeno.
Además, estaba el fenómeno de que muchas personas, en la medida en que
trataban de construir el socialismo, lo hacían según el modelo soviético
y con los métodos que utilizaba la Unión Soviética (los cuales ya
comentamos un poco) como el modo de hacerlo. Mao trata de determinar
cómo romper con eso y cómo tener en realidad un socialismo que en una
medida cada vez mayor vaya incorporando a las masas sobre la base de su
conciencia en el proceso. Por ejemplo, Mao criticó a Stalin al comentar a
comienzos de los años 1960 algunos escritos de éste sobre el socialismo
— dijo que Stalin habla demasiado de la técnica y las cosas técnicas y
no habla lo suficiente de las masas; y habla demasiado de los cuadros,
los administradores y el personal técnico y no habla de las masas y no
habla lo suficiente acerca de la conciencia.
Por eso, también de esas formas, él trataba de
luchar por otro modelo del socialismo que en una medida cada vez mayor
iba incorporando a las masas al proceso sobre la base de su conciencia.
Además, aunado a eso, el sistema educativo, la cultura —toda esa
superestructura tal como la describimos nosotros— no había cambiado en
realidad en comparación con la vieja sociedad. Muchas personas, incluso
en el Partido Comunista, no veían ningún problema en la cultura china
tradicional, aunque ésta tenía contenido feudal a un grado muy
importante y aunque en líneas generales repetía o adoptaba sin crítica
cosas que provenían de esos países imperialistas que habían dominado a
China. Por eso, Mao decía: ¿cómo romper con ese molde el que en realidad
no va a llevarnos a donde tenemos que llegar por lo que se refiere a la
construcción del socialismo en China?
Mao tiene en su contra a algunas personas que en
realidad se motivan poco por lo de transformar la sociedad entera, de
eliminar todas las relaciones desiguales y divisiones opresivas, sino
solamente quieren construir un país poderoso. Tiene en su contra a
personas que, en la medida en que siquiera lo consideren, lo ven en el
marco de lo que había hecho la Unión Soviética bajo Stalin (y la Unión
Soviética bajo Jruschov5
modificaba pero no obstante todavía continuaba algunos elementos de
ella en esta manera de desarrollar la economía). Además, tiene en su
contra a toda una cultura y superestructura que todavía refuerza las
viejas relaciones del pasado. Ensaya varios métodos.
Digo “Mao”. Pero no estaba Mao ahí solito aunque
en una medida importante, seamos francos, él estaba ahí solito. Puesto
que no tantas otras personas en la dirección del partido reconocían esas
contradicciones y veían que eso iba a llevarlos a un lugar que no fuera
[adonde] quería ir y a la larga de regreso a una forma de capitalismo.
Así que, en una medida importante, si bien había unas cuantas otras
personas en la dirección, en lo principal no las había. En lo principal
era Mao el que decía: Tenemos que abrirnos paso y hacer algo distinto
acá.
Él intentó hacer cosas como iniciar los
movimientos de educación socialista, que mediante los cauces del partido
elevaran la conciencia de los miembros del partido y de las masas en
general acerca de por qué se necesitaba construir el socialismo en China
y lo que eso significaba y lo que tenía que ver con la transformación
de las relaciones económicas de las personas en la producción y las
relaciones sociales entre hombres y mujeres y diversas desigualdades
sociales importantes adicionales las que hacía falta superar, y las
estructuras políticas y la cultura. Pero eso solamente logra ir hasta
cierto punto y en realidad no fue al grano o a la raíz del problema: que
existían todas esas fuerzas que llevaban a China de vuelta al
capitalismo, si bien de una forma levemente distinta, una combinación de
emular lo que se hacía en los países imperialistas y lo que se había
hecho en la Unión Soviética — lo que, al repetirlo en las condiciones de
China, habría conducido de regreso al capitalismo, tal como Mao iba
reconociendo cada día más.
Los estudiantes universitarios de Pekín cuelgan
cartelones de grandes caracteres, una forma de democracia de masas
mediante la cual el pueblo podía expresar sus puntos de vista sobre
importantes asuntos económicos, sociales, políticos y culturales.
Así que todo eso es el trasfondo —por eso, trato
esto en mucho detalle— todo eso es el trasfondo de por qué era necesario
tener la Revolución Cultural. Mao dijo, al inicio de la Revolución
Cultural: ensayamos varias formas de solucionar este problema, el de que
nos llevaban de regreso por el camino del capitalismo. O sea, el
sistema soviético — la crítica de Mao, en parte, también trataba cosas
como la gestión de mando único en las fábricas, en lugar de efectuar una
integración concreta cada vez mayor de los obreros en la administración
y otras tareas afines y en el desarrollo de la tecnología y la
planeación de la tecnología, la planificación de la producción. En lo
básico, simplemente congelaban las viejas relaciones en su lugar, en el
marco de la propiedad estatal y en lo básico reproducían las mismas
relaciones en dicho marco. Eso fue un gran problema que traía el modelo
soviético del socialismo. Mao venía reconociendo este problema. Ellos
[los soviéticos] hacían otras cosas que eran conocidas en la sociedad
capitalista, tal como motivar a las personas mediante el trabajo a
destajo e incentivos, en lugar de trabajar para motivarlas en el plano
ideológico para que desearan aumentar la producción a fin de hacer
avanzar la revolución en China y apoyar a la revolución por todo el
mundo.
Así que Mao decía: Tenemos que barrer todo eso,
pero hemos intentado hacerlo vía los cauces del partido, mediante cosas
como los movimientos de educación socialista, y en realidad éstas no han
dado resultado por la forma en que está estructurado el partido y la
forma en que la dirección del partido — la mayor parte de la dirección
del partido concibe el socialismo de una forma que de plano va a
alejarse del socialismo. Así que si simplemente lo hacemos vía los
cauces del partido, de plano no va a ir a dar a ninguna parte o
irónicamente va a terminar por reforzar lo que ya tenemos. Para romper
con todo eso, nos hace falta algo radicalmente distinto — a fin de
transformar lo que sucede en la economía, transformar lo que sucede en
relación a la manera de tomar las decisiones concretas en la sociedad,
transformar la cultura y el modo de pensar de la gente. Así que eso es
finalmente — Mao dijo que por fin en la Revolución Cultural, encontramos
la forma de movilizar a las amplias masas de abajo a arriba para
exponer nuestro lado oscuro, nuestro lado negativo.
La Revolución Cultural: Sus metas, sus métodos, sus contradicciones
BA continúa: En realidad eso es
lo que proponían hacer vía la Revolución Cultural, lo que es — mi motivo
para analizar todos esos antecedentes es que Mao trataba [de lidiar
con] algo dificilísimo que en serio constituía un enorme reto: hacer una
ruptura para dejar un camino, de hecho, e ir por otro camino. Aunque la
sociedad todavía, en un sentido general, era socialista, muy
rápidamente iba de regreso al capitalismo debido a todas las influencias
que he venido comentando. Mao reconocía que, a menos que nosotros
hagamos una ruptura y vayamos hacia otra cosa, el proceso de desgaste,
por decirlo así, nos va a agotar y llevarnos de vuelta por el camino
capitalista.
Así que todo eso es lo que él en realidad se
proponía hacer y reconoció que al hacerlo, no se permite apoyarse en los
mismos cauces del partido que padecen un esclerosis y están congelados
en esos mismos modos gastados de ver de qué se trata, según esta idea
burguesa de nada más hacer que China llegue a ser un poderoso país que
juegue su justo papel propio en el mundo — y, en la medida en que
alguien piense en el socialismo, piensa en el modelo soviético, el que
trae muchas cosas que en realidad son sobras del capitalismo.
Mao Zedong
Por ello, Mao reconoció que no iba a ser posible
simplemente solucionar este problema vía los cauces del partido. Dijo
que por eso, es necesario tener algún trastorno y revuelo desde abajo y
en masa. Ahí está el fenómeno general de la juventud — que a menudo
representa la fuerza que está dispuesta a criticar y desafiar todo y que
no está enredada en lo convencional. Los jóvenes fueron desencadenados
—los Guardias Rojos, me entiendes— para desafiar en concreto ese rumbo
general, lo que incluía desafiar a los dirigentes del partido y las
estructuras del partido que constituían la maquinaria para conducir la
situación por ese rumbo que Mao reconoció que iba a llevar de regreso al
capitalismo, por toda la combinación de razones que he venido
comentando. Eso en realidad es lo que trataban de lograr y trataban de
hacer cambios en la forma de administrar la sociedad, integrar a las
masas; por ejemplo, hacer cambios en la forma de ofrecer servicios
médicos de modo que no se limitaran únicamente a las ciudades y
solamente para las capas acomodadas, sino que se extendieran al campo
donde las masas nunca habían contado con servicios médicos. Todos esos
eran asuntos sobre los que se libró una férrea batalla en la Revolución
Cultural.
La cultura empezó a poner a las masas populares
—pero de más importancia, poner contenido revolucionario— en el
escenario, en lugar de poner viejos temas feudales y los emperadores y
diversas figuras parecidas de las clases altas como los héroes.
Levantamientos de masas, luchas revolucionarias, excesos y el panorama más amplio
BA continúa: Eso es lo que se
propusieron hacer. Creo que muchos cuentos de horror que escuchamos
sobre la Revolución Cultural —creo que lo que describen esas personas
expresa cierta realidad— de que sí se dieron excesos. Pero [esos cuentos
de horror] también reflejan un punto de vista muy miope según el que un
pequeño sector privilegiado de la sociedad pone sus inquietudes y
necesidades por encima del panorama más amplio de lo que las masas
populares en la sociedad en su conjunto vivían. He hecho la siguiente
analogía. Algunas personas se quejan: bueno, obligaron a los
intelectuales a ir al campo durante la Revolución Cultural; pero nadie
nunca le preguntó a los campesinos, quienes conformaba 80 o 90% de la
población, si ellos querían estar en el campo. Simplemente se
daba por sentado que ellos estarían ahí, cultivando alimentos y materia
prima para ropa, etc., mientras que otras personas estarían en las
ciudades, disfrutando una existencia de mayores privilegios, sobre todo
en el caso de gente de estas capas ajenas al proletariado.
Así que eso es un aspecto de la situación. Creo
que sí había excesos. Mao habló de un levantamiento campesino el que fue
a investigar en China durante los años 1920, al inicio del proceso
revolucionario, e hizo la siguiente declaración: los campesinos se
sublevaban, desafiaban todas las antiguas autoridades y las tumbaban, y
algunas personas decían, ai, qué tan terrible, eso es ir muy lejos. Mao
dijo: Fíjense, en esencia podemos tratar de ponernos al frente de eso y
dirigirlo, podemos quedarnos a su zaga gesticulando y criticando, o
podemos tratar de salirle al paso y combatirlo. Además, aunado a eso,
dijo: Para rectificar los males, inevitablemente habrá excesos cuando
las masas se levanten para rectificarlos o, si no, no será posible
rectificarlos. Al echarle agua fría, criticar y tratar de controlar la
situación en cuanto se den excesos, pues la situación nunca se saldrá de
los límites aceptables — y al no salirse la situación de los límites
aceptables, no se darán cambios fundamentales. Así que lo mismo tuvo
aplicación en la Revolución Cultural.
Se dieron excesos. Mao le dijo a Edgar Snow,
cuando éste le entrevistó en 1971, que estuvo muy decepcionado por
algunos excesos que se dieron y por algunas formas en que la gente llevó
a cabo la lucha sin escrúpulos. Estuvo muy decepcionado de que
evolucionara el fraccionalismo entre los Guardias Rojos, en lugar de
lograr la amplia unidad del pueblo en torno a los temas generales de la
Revolución Cultural tales como he venido describiéndolos. Se enfrascaron
en pleitos entre fracciones y de hecho empezaron a guerrear entre sí. A
veces en el sentido literal, se hicieron de armas para determinar
quiénes constituían la única fuerza revolucionaria y que las demás
personas eran contrarrevolucionarias. Por ende, si bien estuvo
decepcionado e incluso expresó su desilusión a causa de una parte de
eso, también reconoció que los mismos principios obraban — de que si no
se diera un levantamiento de masas, no tendrían posibilidades de hacer
una ruptura y sacar la situación del camino en que iban y que muy
rápidamente volverían al capitalismo, por todas las razones que he
venido señalando. Pero si efectivamente se diera un levantamiento de
masas, habría excesos. De ahí Mao se puso a rectificar esos excesos.
Pero no es posible — en primer lugar, la situación
no tenía parecido a la caricatura que ellos pintan, de que una persona
estaba sentada ahí y se hacía de director de todo el escenario y en el
sentido literal oprimía los botones y movía las palancas [de todo]. Se
dio un levantamiento de masas. Se dio una lucha revolucionaria. Es
decir, sí derrocaron la dirección establecida de la ciudad de Shanghai
vía el levantamiento de un millón de personas y su reemplazo por un
cuartel general revolucionario, un comité revolucionario, que puso en
primer plano e integró a muchas masas las que se habían levantado en
esos grupos de Guardias Rojos, entre ellos no sólo los estudiantes sino
los obreros en la ciudad, y los campesinos del campo de los alrededores.
Así que eso fue una auténtica revolución — y las auténticas
revoluciones no son ordenadas y arregladitas.
Una brigada de mujeres en una comuna se detiene
para leer un cartelón de grandes caracteres que anuncia el IX Congreso
del Partido de 1969, el que resumió las lecciones de la Revolución
Cultural hasta ese momento.
Sí emitieron instrucciones cuyo objetivo era fijar
pautas generales para la lucha — como reducir el grupo de personas que
identificaban como enemigos a un pequeño grupo de personas en el partido
que, como dijo Mao, eran los dirigentes en el poder seguidores del
camino capitalista; que entre los intelectuales y en el mundo académico,
era importante distinguir entre un grupúsculo de tiranos académicos
burgueses que aspiraban a señorear a la gente e imponer viejas normas
burguesas y feudales, y una cantidad mayor de intelectuales que
recibieron su formación en la vieja sociedad y traían una buena parte de
la concepción del mundo de dicha sociedad pero que eran amigos de la
revolución y que era necesario ganarlos hacia la revolución, aun cuando
hubiera contradicciones ahí. Así que Mao emitió las instrucciones para
lidiar con su análisis de que inevitablemente habría excesos.
Pero la Revolución Cultural fue un acontecimiento
masivo de cientos de millones de personas. Muchísimas personas se
zambulleron en ella, y algunas personas adrede la condujeron a excesos a
fin de sabotearla. Esas personas en la cúpula que querían desviar la
lucha de sí mismas y de las políticas y las líneas que representaban,
fomentaban el fraccionalismo y llevaban adrede la situación hacia
excesos, a fin de desacreditarla, para que pudieran meterse y decir: ya
ven, toda la cosa se ha salido de control, por ello tenemos que ponerle
fin.
Así que esta revolución traía toda esa
complejidad. No dudo en que en la Revolución Cultural hubiera individuos
que fueron victimados injustamente. Eso es algo casi inevitable en esta
clase de acontecimiento. Pero, ello no quiere decir que de eso no hay
problema, de que está bien. Como dije, Mao estuvo decepcionado por
algunas de esas cosas. Pero, a otro nivel, para tener una revolución de
masas que hiciera una ruptura más completa en la sociedad a fin de tomar
el camino socialista y para impedir el capitalismo —que es lo que
hicieron— e inclusive reestructurar y revolucionar completamente el
partido sobre la marcha —lo que también hicieron—, en esencia,
suspendieron el partido y lo disolvieron y luego lo volvieron a
organizar sobre la base de la participación de las masas en la crítica a
los miembros del partido e inclusive se celebraron reuniones de crítica
de masas en que se reconstituyera el partido como parte de las
reuniones de masas en que éstas planteaban críticas al partido y
evaluaban a los miembros del partido. Eso no tuvo precedentes en ninguna
sociedad, obviamente, pero incluso en una sociedad socialista. Además,
se cometieron muchos errores. Así que eso es una dimensión de la cosa.
El destacamento rojo de mujeres
(1964) fue una de las más populares Óperas Revolucionarias Modelo
creadas durante la Revolución Cultural de China. Combinó hermosa y
conmovedora música con ballet increíble e innovador en una historia que
se ambienta en los años 1930 durante la guerra de liberación. Una joven
esclava huye de un terrateniente brutal y se une a un destacamento de
mujeres del Ejército Rojo. Durante la Revolución Cultural, se
presentaron en el escenario a las masas populares — pero, más importante
aún, se presentó el contenido revolucionario en lugar de viejos temas
feudales, y en lugar de emperadores y figuras de la clase alta como los
héroes. Las obras como El destacamento rojo de mujeres fueron parte de desarrollar un nuevo arte y cultura en la sociedad socialista, como parte de revolucionar toda la sociedad.
Cuestiones de arte y cultura, cuestiones de punto de vista y método
BA continúa: He aquí otra
dimensión: creo que las personas que la dirigían cometían algunos
errores de concepción y metodología — quizá de parte de Mao en cierta
medida, pero especialmente de parte de gente como Chiang Ching y otras
personas que hicieron enormes esfuerzos para crear estas obras modelo
culturales revolucionarias, las que de veras fueron hazañas de calibre
mundial por su contenido revolucionario pero también por su calidad
artística: los ballet, las óperas de Pekín, etc. Pero, a mi parecer,
esas personas también tenían ciertas tendencias hacia la rigidez y el
dogmatismo y no entendían a fondo la diferencia entre lo que por
necesidad encierra la creación de obras modelo culturales y lo que
habría de ser la expresión artística más amplia, que podría asumir
muchas formas diferentes y que no sólo no se podría supervisar pero no se debería
supervisar del mismo modo y al mismo grado detenidamente calibrado como
el que fuera necesario para la creación de esas obras modelo culturales
completamente sin precedentes.
A mi parecer, era necesario tener una comprensión
más dialéctica — y aquí pongo unas ideas provisorias mías sobre el tema,
porque no lo he investigado a fondo y es necesario conocer mucho más,
así que quiero recalcar eso — pero tiendo a creer que era necesario
tener una comprensión más dialéctica acerca de la relación dialéctica
entre algunas obras que eran objeto de un liderato y una dirección muy
detenidamente calibrados desde los máximos niveles, con la movilización
de las y los artistas en ese proceso, y otras cosas en que se propiciara
muchas expresiones adicionales de mucho mayor creatividad y
experimentación y se permitiera que ocurrieran muchas cosas de este
tipo, y de ahí se pasara todo eso por el tamiz y se vieran los elementos
positivos que nacían y se aprendiera de diferentes iniciativas en que
las personas se esforzaban por crear algo nuevo que de hecho tuviera un
contenido revolucionario, o que ni siquiera lo tuviera pero que no
obstante tendría que ser parte del ambiente, de modo que la gente
pudiera sacar lecciones de varias cosas y criticarlas y decidir lo que
querían defender y popularizar y lo que no. Así que creo que se puede
aprender más cosas al respecto.
Además, creo que existe una tercera dimensión.
Existía un elemento, incluso en Mao — y esto lo he criticado, decir eso
es controvertido, pero critico algo que [se ha señalado] en varias cosas
que he escrito o discursos que he dado, en particular el que se titula ¿Conquistar el mundo?6
— de que existía una tendencia, incluso en Mao, a tener cierto grado
de nacionalismo. Creo que eso se expresó en algunos sentidos en que los
intelectuales y los artistas que se habían formado en la cultura
occidental y estaban bajo su influencia o tenían un interés en esa
cultura — existía cierta actitud sectaria hacia partes de ese fenómeno.
Mao tenía una consigna: tenemos que hacer que el pasado sirva al
presente y las cosas extranjeras sirvan a China. Bueno, en mi opinión,
eso —en particular la segunda parte de esa consigna— no es precisamente
la forma correcta de plantearlo. No se trata de China y cosas
extranjeras, se trata de —provenga el arte de otro país, de China o del
país que sea— ¿cuál es su contenido objetivo? ¿Es principalmente
progresista o es principalmente reaccionario? ¿Es revolucionario o es
contrarrevolucionario? ¿Contribuye a impulsar las cosas en la dirección
de transformar la sociedad hacia el comunismo, o contribuye a hacer
retroceder las cosas y poner obstáculos a esa transformación? Creo que
esa formulación, aun la formulación de “que las cosas extranjeras sirvan
a China” —si bien tiene algo de correcto al no rechazar todo lo
extranjero, permítame expresarlo así—, tiene un aspecto de no ser
totalmente correcto y de padecer la influencia de cierto grado de
nacionalismo, en lugar de un punto de vista plenamente internacionalista
inclusive [por lo que se refiere a] la cuestión de la cultura.
MS: Eso hasta dio lugar a parte de esa rarísima cosa en torno al jazz, ¿qué no?
BA: Claro, el jazz y el rocnrol.
Ellos no entendían su aspecto positivo. Como es sabido, existe mucha
basura en el rocnrol en particular. En realidad ellos no entendían qué
era el jazz como una onda en Estados Unidos, y simplemente — lo negaron
unilateralmente. También negaron unilateralmente el rocnrol, que en
muchos sentidos tuvo un empuje muy positivo en esos tiempos, en los años
1960, a fines de los 1960, en Estados Unidos. Tuvo mucho espíritu
rebelde, y hasta se creaban algunas obras de arte más conscientemente
revolucionarias, aunque con sus propias limitaciones. Así que lo que
todo eso encerraba también era parte de lo que influyó en la manera en
que a algunos intelectuales de China, en particular aquellos que tal vez
se inclinaran más hacia la cultura occidental o se interesaran más en
esa cultura, los convirtieran en enemigos o los persiguieran de formas
indebidas.
Unos miembros del comité revolucionario de una fábrica se reúnen con los obreros.
Pero esas son unas ideas provisorias mías. Tenemos
que investigarlo más a fondo. Pero lo que yo intentaba hacer era
describir los antecedentes que hicieron que fuera necesaria la
Revolución Cultural en primer lugar y lo que ellos trataban de lograr al
respecto y por qué era legítima y además necesaria y de enorme
importancia y por qué y cómo creó todas esas cosas nuevas. Sí creó una
nueva cultura revolucionaria. Sí extendió los servicios sanitarios al
campo. Sí incorporó a las masas populares que anteriormente nunca habían
participado en las ciencias, en la experimentación e investigación
científica e incluso en la teoría científica junto con los científicos, y
en las mismas formas de transformación en la educación, en las mismas
formas de transformación en el lugar de trabajo, en que iban eliminando
la gestión de mando único y de hecho empezaban a tener a los
administradores, gerentes y técnicos participando parte del tiempo —no
sobre una base completamente igual pero parte del tiempo— en el trabajo
productivo y de tener a algunos trabajadores de producción participando
en esas otras esferas y de tener, en lugar de la gestión de mando único,
un comité revolucionario compuesto de un número importante de
representantes de los obreros así como de la gerencia o del personal
técnico y gerencial de tiempo completo y de los cuadros del partido.
Así que se dieron enormes hazañas, inclusive en el
campo del arte, en el campo de la educación, a grandes rasgos en todo
el campo intelectual. Leí artículos de esa época de China acerca de la
física, la física teórica, de bregar con la naturaleza de la materia y
todo el — la manera de analizar la cuestión del movimiento de la materia
en las distintas formas que podría asumir, no solo acerca de las cosas
cotidianas sino acerca de un constructo de la física teórica.
Así que se crearon muchísimas cosas grandiosas.
Esos no eran tiempos en que se apagaron las luces en el frente
intelectual. No obstante, existían deficiencias y yo sí creo que en ese
proceso, algunas personas sufrieron una persecución indebida; y eso, me
parece, también es parte de la ecuación.
Arte creado durante la Revolución Cultural.
El papel del arte, y el artista, y su relación al estado
MS: Quiero continuar este
tema. Antes de tratar la cuestión de continuar abordando concretamente
el problema de la libertad artística e intelectual y el disentimiento
como una necesidad en la futura sociedad, quisiera tocar un par de cosas
en torno al papel de los artistas en particular. Éste es un tema
interesante, pues, hace diez años, le hice una entrevista a Haile
Gerima, el cineasta que creó Sankofa, Bush Mama. Él es un
cineasta de Etiopía, pero lleva mucho tiempo en Estados Unidos. Ha
estado empapado, muy formado en la teoría revolucionaria alrededor del
mundo. Lo influenció mucho la Revolución Cultural. Algo que él planteó
era la idea de que el papel del artista en la sociedad socialista es
oponerse constantemente —me esfuerzo para recordar precisamente cómo él
lo planteó— siempre oponerse al aparato gobernante. He aquí su punto de
vista: la Revolución Cultural fue hasta cierto punto pero no fue lo
suficientemente lejos porque de hecho no se desenvolvió ni se abrió paso
de esa forma — de que los artistas no llegaron a hacer eso, se quedaron
cortos de hacer eso.
Además, hace poco tuve la oportunidad de
entrevistar y pasar un tiempo con Ngũgĩ wa Thiong'o, el escritor
keniano, y él tiene un par de cosas en que habla de la naturaleza del
arte y la relación entre el artista y el estado en cualquier sociedad.
Algo de lo que menciona es que existe una parte conservadora del estado,
la que constantemente procura salvarse y conservar su dominio y
conservarse a sí mismo, y por otra parte, en los hechos el arte — dice
que el arte es algo que cambia constantemente. Se trata de que siempre —
el arte es distinto, pues constantemente se esfuerza para conocer el
carácter cambiante de las cosas. Se basa en la manera en que se
desarrollan las cosas, en que se mueven y en lo que es esencial y no
siempre en lo que existe en realidad. Por eso, él también considera que
estas dos cosas están en contradicción la una con la otra y dice que de
hecho el artista constantemente debería estar cuestionando al estado. El
artista tiene un papel — su punto de vista sobre el artista en la
sociedad es que éste más bien tiene el papel de hacer preguntas que el
papel de dar respuestas, y eso es algo que él estima que habría que
consagrarse en cualquier sociedad. Yo me preguntaba cómo eso encajaría
en tu análisis del socialismo y el papel del arte y la cuestión de la
libertad artística y el disentimiento.
BA: Bueno, de lo que describes y
tu manera de presentarlo, con cortas citas, me parece que eso tiene un
elemento de la verdad, pero es parcial, sólo presenta un aspecto de la
situación. Hace unos 15 años yo di un discurso titulado “El fin de una
etapa — El comienzo de una nueva etapa”, que en lo esencial resumió que,
con la restauración del capitalismo en China después del mismo
lamentable desenlace como el de la Unión Soviética, nosotros habíamos
llegado al fin de cierta etapa que se inició con la Comuna de París
aproximadamente y que terminó con la revocación de la revolución china y
la restauración del capitalismo en China7
. En ese entonces era necesario reagruparnos y sacar un balance
profundo de las lecciones, positivas y negativas, de todo eso y de
seguir adelante en un nuevo conjunto de circunstancias en que
temporalmente, ya no existían países socialistas. Al fin de ese
[discurso], algo que empecé a plantear eran ciertos principios que yo
consideraba que era necesario que el partido aplicara para dirigir una
sociedad socialista. Un principio era que éste tendría que ser un
partido en el poder y una vanguardia de lucha contra aquellas partes del
poder que se entrepusieran en el camino de continuar la revolución. De
hecho, yo creo que eso es una manera más correcta, un contexto más
correcto o una analogía más correcta, de la manera de evaluar el papel
del arte en particular en una sociedad socialista. En otras palabras, a
manera de analogía, considero que el arte no sólo debería criticar a ese
estado [socialista], sino que debería criticar aquellas cosas en la
sociedad —inclusive en el estado, inclusive en el partido, inclusive en
la dirección— que representan en realidad lo que es viejo y lo que se
tiene que dejar atrás. No necesariamente hablo de lo que es capitalista
en el sentido clásico sino de lo que ha pasado de ser un avance a ser un
obstáculo — porque todo, incluido el socialismo, sí avanza mediante
etapas y al desbrozar más profundamente el suelo en que está arraigado
lo viejo y al arrancarlo de raíz más completamente. Así que las cosas
que representaban avances en un momento pueden convertirse en obstáculos
o incluso en cosas que, de persistir, volverían la situación hacia
atrás.
Por eso, considero que es necesario que el arte
critique todas esas cosas. Pero también es necesario defender —e
incluso, claro, elogiar y popularizar— aquellas cosas que sí representan
el camino hacia adelante, inclusive aquellas cosas acerca del estado.
El estado en una sociedad socialista no es lo mismo que el estado en una
sociedad capitalista. Se trata del estado que, en sus elementos
principales —siempre y cuando sea una auténtica sociedad socialista—
representa los intereses de las masas populares, que hace que sea
posible que éstas, ofrece el marco en que éstas pueden continuar la
revolución y que sea posible defenderla contra los enemigos tanto al
interior del país como contra los imperialistas y otras fuerzas que
desde afuera atacarían y tratarían de ahogar la nueva sociedad en
sangre. Así que el estado tiene otro carácter y siempre que su aspecto
principal haga todo eso —que represente en realidad el dominio de parte
del proletariado en que éste y las amplias masas populares vayan
participando con conciencia en el proceso de tomar las decisiones y de
formular políticas para continuar la revolución— dondequiera que eso
siga siendo el aspecto principal, habría que apoyar esas cosas y hasta
elogiarlas. Pero incluso en eso, incluso donde eso existe, habrá muchas
maneras en que no sólo se cometerán errores sino que habrá cosas que
lleguen a convertirse en obstáculos, de formas en que en las políticas
del gobierno, en las políticas del partido y en las acciones del estado,
[existirán] cosas que en realidad van contra los intereses de las masas
populares —no sólo en un sentido limitado sino hasta en el sentido más
fundamental por lo que se refiere al avance hacia el comunismo— y que
presentan obstáculos en lo concreto. Por ello, habría que criticar esas
cosas.
Yo sí creo que encierra una verdad la idea de que
los artistas tienden a crear cosas nuevas — si bien no es cierto en un
sentido uniforme. Algunos artistas —la misma cosa gastada y trillada una
y otra vez, me entiendes, la misma cosa muy formulaica— y sobre todo
aquellos cuyo arte tiene un contenido que pretende reforzar o restaurar
lo viejo, que a menudo es poco innovador. A veces hasta eso es bueno [en
el sentido artístico]; a menudo no lo es. Pero creo que es verdad en
cierta medida que mucho arte tiene un carácter que es muy innovador y
tiende a sacudir las cosas y abordar las cosas desde nuevos ángulos y
presentar los problemas de otros modos o de hecho sacar a la luz los
problemas que no se han reconocido en otras esferas o no los han
reconocido las personas que tienen una responsabilidad más inmediata en
las cosas o las personas que tienen una participación más inmediata en
los asuntos políticos de una sociedad. Considero que es necesario que
los artistas tengan mucha libertad de hacer eso. Pero, además, considero
que una parte de su responsabilidad y una parte de lo que deberían
asumir es buscar aquellas cosas que son —que efectivamente encarnan los
intereses del pueblo— incluido el estado. Además, deberían popularizar y
defender eso, porque habrá muchísimas personas que quieren arrastrar
hacia atrás y destruir dicho estado. Pero considero que no se entiende
con suficiente claridad la diferencia fundamental —inclusive con todas
las contradicciones en juego de que he venido mencionando— la diferencia
fundamental entre un estado proletario, un estado en una sociedad
socialista, y un estado burgués que existe para oprimir a las masas y
para reforzar las condiciones de su explotación, como base general de
esa sociedad y [que] emprende viles ataques contra cualquier iniciativa
de rebelarse en contra de ese sistema entero ni hablar de derrocarlo.
Así que pienso que es importante distinguir — y de
ahí, una vez reconocida esa diferencia fundamental, es importante, de
nuevo, como decimos, dividir el estado socialista en dos. ¿Cuáles partes
de ese estado constituyen un poder que encarna y representa los
intereses de las masas en aras de hacer la revolución y continuar hacia
el comunismo, y cuáles partes se han envejecido y han llegado a
entreponerse en el camino de su continuación? Elogiar al primero,
popularizarlo; y criticar al último y movilizar a la gente, instarla a
luchar en su contra.
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)
del PCR fue escrita con el futuro en mente. Tiene la intención de
plantear un modelo básico, y los principios y las pautas fundamentales,
para el carácter y el funcionamiento de una sociedad y un gobierno
radicalmente diferentes a los ya existentes: la Nueva República
Socialista en América del Norte, un estado socialista que encarnaría,
institucionalizaría y fomentaría relaciones y valores radicalmente
diferentes entre las personas; un estado socialista cuyo objetivo final
y fundamental sería lograr, junto con la lucha revolucionaria por todo
el mundo, la emancipación de toda la humanidad y el inicio de una época
completamente nueva en la historia humana —el comunismo— mediante la
abolición final de todas las relaciones explotadoras y opresivas entre
los seres humanos y de los conflictos antagónicos destructivos que
surgen de esas relaciones.
Lea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), del PCR, en revcom.us/pcr.
Revolución, liderazgo, poder estatal, el objetivo del comunismo y la importancia del disentimiento y la efervescencia — Núcleo sólido y elasticidad
MS: Una de las cosas que te
opone a una buena parte de la anterior experiencia de las sociedades
socialistas, de los pensadores marxistas, etc., es lo que dices acerca
de no sólo permitir el disentimiento, de no sólo permitir esta clase de
amplitud de exploración entre las personas que trabajan con las ideas y
entre los artistas, etc., sino hablas concretamente de la necesidad de
su existencia. ¿Por qué crees que eso es necesario y no simplemente algo
que hay que tolerar?
BA: Bueno, en la actualidad estoy
bregando con la cuestión de cómo se puede tener todo eso al interior
del partido y la relación entre tenerlo al interior del partido y en la
sociedad en su conjunto, y cómo hacerlo sin perder el núcleo esencial al
que hay que aferrarse a fin de tener el poder estatal en realidad
cuando se consiga y a fin de avanzar concretamente hacia el comunismo,
en lugar de dejarse arrastrar de vuelta al capitalismo. Así que eso,
para mí — eso es algo con lo que estoy bregando muchísimo. Eso es una
contradicción dificilísima.
Pero para responder directamente a tu pregunta:
Creo que se necesita eso porque si las personas van a emanciparse
plenamente —Marx dijo que la revolución comunista encierra una
transición a lo que los maoístas han llegado a llamar, en abreviatura,
“las 4 Todas”. Dijo: se trata de la transición a la abolición de todas
las diferencias de clase (o, creo que dijo en el sentido literal: “las
diferencias de clase en general”, pero es lo mismo) y a la abolición de
todas las relaciones de producción, todas las relaciones económicas
sobre las que esas diferencias de clase descansan; la transformación o
la abolición de todas las viejas relaciones sociales que corresponden a
esas relaciones de producción —por ejemplo, las relaciones opresivas
entre los hombres y las mujeres— y la revolucionarización de todas las
ideas que corresponden a esas relaciones sociales. Bien, al ver esas “4
Todas” tales como las llamamos y al tener el objetivo de llegar a esas
“4 Todas”, pues solamente las pueden alcanzar un número creciente de las
masas populares que emprendan de manera consciente la tarea de conocer y
cambiar el mundo tal como es en los hechos, tal como se mueve y se
desarrolla en los hechos y tal como se puede transformar concretamente
en beneficio de sus intereses. Así que si se entiende de esa manera lo
que se busca y cómo se va a conseguir en última instancia —y que no se
consiga de modo que unos cuantos individuos pongan a los demás en
formación y los hagan desfilar en un camino recto hacia adelante con las
filas muy cerradas—, pues se entiende que ese proceso va a abarcar
muchas cosas. El socialismo que yo concibo, y hasta en cierto sentido el
partido que yo concibo, es uno que esté lleno de mucho tumulto, uno que
le daría a sus líderes un colosal dolor de cabeza, porque habría un
montón de cosas volando en muchas direcciones diferentes al mismo
tiempo, a la vez que se trataría de mantener unido el núcleo de todo eso
y no abandonarlo todo.
Yo hablaba con un poeta y artista de la palabra
hablada y trataba de describir estas cosas que vengo describiendo aquí
—las cosas con las que estoy bregando en su aplicación al arte y a
muchísimas otras cosas— y finalmente él me dijo, y creo que hizo una
observación muy buena: Dijo, Me parece que te refieres a un núcleo
sólido con mucha elasticidad. Le dije, Atinaste, eso es muy bueno —
porque él logró combinar en una sola formulación una buena parte de las
cosas con las que yo estaba bregando.
Pero eso es — ¿cómo mantener ese núcleo sólido de
modo que no se pierda la revolución? Permítame hablar con franqueza. Se
necesita una vanguardia, se necesita un partido para dirigir una
revolución y estar al centro de una nueva sociedad. Cuando la
alcancemos, no vamos a devolver el poder y no vamos a dejar el poder
para quien lo arrebate ni vamos a ponerlo a una votación. No vamos a
celebrar elecciones a fin de decidir si es necesario volver a la vieja
sociedad. En mi opinión, habría que institucionalizar eso en una
constitución. O sea, la constitución estipulará: ésta es una sociedad
socialista que avanza hacia el comunismo. Estipulará qué papel tendrá el
partido al respecto y con cuáles derechos contarán las masas populares y
cómo será el papel de las masas populares en la realización fundamental
de todo eso — lo que abarca, tal como lo veo, celebrar algunas
elecciones al nivel de las localidades y algunos aspectos de elecciones
del nivel de las localidades a un nivel nacional, en que haya contienda
en ese marco de ir hacia adelante pasando por el socialismo hacia el
comunismo y se expondrá, en ciertos términos fundamentales (no en todo
detalle) lo que eso implicará y lo que no implicará en líneas
esenciales, en una constitución, en unas leyes, lo que en una medida
cada vez mayor las masas populares mismas estén formulando y decidiendo8 .
Pero no vamos a decir simplemente: “Vale,
tendremos el socialismo y luego se lo devolveremos a ellos [los
capitalistas] y veremos si la gente quiere [el socialismo] de nuevo”. Si
uno hace eso, más vale no molestarse en hacer una revolución. Pues,
piense en todo lo que comentábamos anteriormente y todas las cosas con
las que se tendría que lidiar — en caso de tener una actitud así, no es
de su incumbencia en absoluto promoverse a sí mismo como líder de nada,
pues no tiene seriedad. Hacer la revolución es un proceso de forcejeos, y
seguir en el camino hacia adelante al comunismo y apoyar la revolución
mundial en las narices de todo lo que estará en su contra será un
proceso sumamente arduo y lleno de forcejeo, y será necesario tener un
núcleo de individuos que comprenden eso, a la vez que se siga
expandiendo constantemente ese núcleo. He planteado —cuando digo
“planteado”, no tengo la intención de darle aires de una proclamación,
más bien planteo unos puntos sobre los que estoy pensando, sobre los que
estoy bregando— que este núcleo tiene que conseguir cuatro cosas,
cuatro objetivos. Es necesario mantener el poder a la vez que hacer que
valga la pena mantenerlo. He aquí los cuatro objetivos mencionados:
Uno, que el núcleo tenga que
aferrarse al poder y dirigir a las masas populares para impedir que sean
arrastradas de vuelta a la vieja sociedad — no aferrarse solito al
poder pero que esté decidido a aferrarse al poder y movilizar a las
fuerzas en la sociedad que se podría ganar en cualquier momento dado
para que vean que es necesario aferrarse al poder y aferrarse al rumbo
revolucionario hacia adelante.
Dos, que el núcleo extienda
constantemente las bases de ese núcleo de modo que no se trate
simplemente de los mismos pocos individuos en el sentido relativo —
aunque se hable de cientos de miles o millones de personas, el mismo
sector relativamente pequeño de la población en comparación a un país
como éste, digamos. Pero ¿se extiende constantemente, en constantes olas
que atraen e incorporan a números más amplios de personas para formar
parte de ese núcleo de este proceso?
Tres, que se guíe constantemente
por el objetivo de llegar, finalmente, al momento en que ya no sea
necesario ese núcleo, puesto que ya se han superado las diferencias que
hacen que fuere necesario.
Por fin, cuatro, que en cada momento sobre la marcha, se dé la mayor elasticidad posible sin destruir ese núcleo.
Así que en relación a este proceso, estoy bregando
con todo eso. Para mí, este proceso dista muchísimo de ser un proceso
en que todos marchan hacia adelante con las filas cerradas, aunque en
ciertos momentos es necesario hacer eso — frente a un ataque militar
directo, es necesario cerrar filas. Pero, en general, lo veo como un
proceso muy alborotado de mucho revuelo, por así decirlo, en que las
personas vayan en distintas direcciones y la responsabilidad de la
dirección, de ese núcleo dirigente es, tal como dije anteriormente,
tratar de poner los brazos alrededor de todo eso —en el sentido de un
abrazo, y no en el sentido de exprimirlo y sofocarlo— ver que siga yendo
hacia donde tiene que ir y que atraiga e incorpore a cada vez más
personas hacia el proceso de hacerlo.
Así que, visto de esa manera, eso es algo muy
tumultuoso. Creo que en cierto sentido inclusive, el partido tiene que
ser así. Que este principio del “núcleo sólido con mucha elasticidad”
tenga que aplicarse incluso al interior del partido, porque he estado
bregando con la cuestión: en realidad es posible tener efervescencia,
efervescencia intelectual, creatividad, efervescencia y experimentación
artística en una sociedad, en una sociedad socialista en general, sin
tener todo eso al interior del partido que está al centro de la misma.
En mi opinión, no. Si el partido no tiene eso, pues lo va a sofocar en
la sociedad. Habrá demasiada uniformidad proveniente del partido, el que
ejerce mucha influencia y por ende va a tender a asfixiar y suprimir
esa [creatividad y efervescencia]. Por eso, ¿cómo tener un núcleo sólido
y elasticidad incluso al interior del partido en general, sobre las
políticas pero también en su aplicación al arte y a la esfera
intelectual en el sentido más amplio, etc.? Tomemos una analogía de la
física: hasta un núcleo sólido —pues, hay contradicción en todo y sea
cual fuere el nivel que se mire, hay contradicción— por lo tanto, un
núcleo sólido es sólido en un sentido, pero a su interior, también hay
elasticidad. Porque, si se metiera todo tan apretadamente en el núcleo,
digamos —siguiendo torturando esa metáfora—, pero si se metiera todo tan
apretadamente en el núcleo, pues no se tendría ninguna vida ahí, de
modo que no se podría tener la elasticidad.
Así que yo lo veo como una cosa muy tumultuosa con
mucho movimiento. Por una parte, no devolveremos el poder y ni siquiera
lo vamos a poner a una votación — y, por otra parte, tampoco estaremos
haciendo que todo el mundo marche en línea recta por el camino, pero más
bien tendremos toda clase de lucha tumultuosa, hasta en eso habrá
personas que quieren volver al capitalismo echando sus ideas al ruedo.
Al mismo tiempo, estaremos supervisando a los explotadores derrocados y
refrenando su actividad política y, por otro lado, al mismo tiempo habrá
personas que se ha comprobado —que mediante procedimientos legales se
ha comprobado— que son contrarrevolucionarios activos, en el sentido de
que lleven a cabo actos concretos de sabotaje o lo que ahora llamamos
“terrorismo”, en contra de la nueva sociedad (volar cosas, cometer
asesinatos o activamente, y no en algún sentido vago, fraguar
activamente complots para hacer eso). Creo que se necesitan una
constitución, leyes y procedimientos para lidiar con esas personas. Pero
más allá de todo eso, en la esfera de las ideas, incluso las personas
que sostienen que el capitalismo es mejor que el socialismo — es
necesario que se difundan esas ideas y las personas que quieren defender
esas ideas tengan que contar con posibilidades de hacerlo, de modo que
las masas populares puedan desmenuzarlo todo.
Además, tenemos que derrotarlos en la esfera de
las ideas así como en la práctica. Ahora mismo, lo hacemos todo el
tiempo. Nuestra actitud ahora hacia alguien que quiere defender el
capitalismo es — ¡que traigan a todos sus defensores, que tengamos un
debate! ¡No podemos lograr que estos [blíp] vengan a debatir con
nosotros! Eso nos causa frustración. Por eso, he aquí mi actitud: sí,
las cosas están cambiadas [una vez que lleguemos a una sociedad
socialista]; existirá un nuevo conjunto de circunstancias; nosotros
estaremos al centro de dirigir a las masas populares. Todo eso es
nuestra responsabilidad. Pero además, ¿habríamos de tener menos ganas de
tener esos debates y forcejear sobre esas cosas y hacer que muchas más
personas tengan una participación? ¿Por qué habríamos de temer eso en
ese momento en una manera que no tememos ahora? Le damos la bienvenida
ahora, así que ¿por qué no habríamos de darle la bienvenida [en ese
momento]?
Te cuento que, tal como lo concibo, todo esto me
da un dolor de cabeza porque puedo ver qué tan difícil sería mantenerlo
todo yendo en la dirección hacia adelante en que tiene que ir. Pero si
no estamos dispuestos a correr ese riesgo, pues no creo que podemos
llegar a donde tenemos que ir.
NOTAS
1. La guerra de Corea duró del 25 de
junio de 1950 al 27 de julio de 1953. De 1950 al 1951, el general
Douglas MacArthur estuvo al mando del Comando de la Organización de las
Naciones Unidas en la guerra de Corea. En abril de 1951, el presidente
estadounidense Harry S. Truman lo sacó de su mando. [regresa]
2. Chiang Kai-shek era un general con
el aval de Estados Unidos quien encabezó el Kuomintang (el Partido
Nacionalista de China) contra las fuerzas revolucionarias comunistas
aproximadamente a partir de 1927. La guerra de liberación pasó por
diversas etapas, a veces muy complejas y finalmente terminó por triunfar
el 1º de octubre de 1949. [regresa]
3. Ver: Bob Avakian, “Sobre el
comunismo, el liderazgo, Stalin y la experiencia de la sociedad
socialista”, un pasaje de una entrevista que le hizo Michael Slate a Bob
Avakian en 2004. Este pasaje salió impreso en Revolución #168, 21 de junio de 2009, http://revcom.us/avakian/on_communism-es.html. [regresa]
4. Ver: Raymond Lotta, “El socialismo
es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho
mejor, Novena parte: El Gran Salto Adelante”, Revolución #33, 5 de
febrero de 2006,
http://revcom.us/a/033/socialismo-communismo-mucho-mejor-capitalismo-9-s.htm.
[regresa]
5. Nikita Jruschov fue jefe de estado en la Unión Soviética de 1956, cuando se restauró el capitalismo ahí, a 1964. [regresa]
6. Bob Avakian, ¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional, revista Revolución #50, RCP Publications, enero de 1982. Un discurso pronunciado por BA en 1981. [regresa]
7. Bob Avakian, “El fin de una etapa — El comienzo de una nueva etapa”, publicado en la revista Revolución #60, RCP Publications, otoño de 1990. [regresa]
8. En esta conexión, ver Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto),
del Partido Comunista Revolucionario (Chicago: RCP Publications, 2010).
Se puede descargar en línea en
http://revcom.us/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf. [regresa]
Envíenos sus comentarios.