Mittwoch, 23. Juli 2014
Los indígenas y la nueva revolución emancipadora
Pasajes de “Un nuevo comunismo para un nuevo mundo, la Nueva revolución emancipadora”, Aurora Roja No. 16
Las raíces del México actual están en el genocidio de los pueblos autóctonos, en que 20 millones de seres humanos dejaron de existir, crimen monumental que hasta nuestros días es encubierto con la mentira del “encuentro de dos mundos”, como también el crimen de la esclavitud de los negros. Las obras de los pueblos originarios fueron destruidas, sus escritos quemados, sus culturas y lenguas suprimidas; fueron obligados hasta bajo pena de muerte a adoptar la religión católica en un sistemático proceso de explotación, supresión y discriminación que continúa sin cesar en nuevas y viejas formas hasta nuestros días. La opresión a los indígenas sigue siendo un pilar fundamental de este sistema agobiante: sobreexplotados como peones, trabajadores domésticos y de la construcción; sus tierras robadas, profanadas y envenenadas por terratenientes, mineras y desarrollos turísticos; lanzados en grandes números a la cárcel por crímenes que no cometieron; las indígenas violadas impunemente por los militares, con la protección hasta de la presidencia de la República; sus culturas e idiomas petrificados en los museos mientras son objeto de supresión y burla en la vida real de la discriminación y racismo de la cultura dominante que adula lo “güero” y desprecia lo “prieto”…
El mundo como está es horrible, pero no tiene que ser así, no existe ninguna necesidad permanente de que sea así. Lo que nos agobia, enreda y oprime a cada paso es un sistema económico y social que obedece a la ley de la máxima ganancia y un estado que no es más que una máquina de represión al pueblo y de defensa de las relaciones opresivas actuales. Ese sistema y ese estado pueden y tienen que borrarse de la faz de la tierra. Necesitamos una nueva economía y un nuevo estado, así como el florecimiento de una cultura y una moralidad nuevas. Necesitamos un nuevo comunismo para un mundo nuevo: la más profunda y revolucionaria transformación en toda la historia de la raza humana hacia un mundo de seres humanos libremente asociados que trabajen y luchen juntos por el bien de la humanidad, en que cada quien contribuya a la sociedad todo lo que pueda y reciba lo que necesite, sin la explotación y la opresión de una persona por otra, sin divisiones de clase ni nación ni entre los que trabajan con las ideas y los que trabajan con las manos, donde el desarrollo social colectivo y compartido sea base para el desarrollo multifacético de cada individuo, donde la gente se apoye y se ayude mutuamente.
Esa posibilidad existe escondida, suprimida y latente en esta sociedad y en la misma gente. Es la lucha revolucionaria de millones de personas que podrá abrir el camino hacia ese futuro, derrotando y desmantelando el Estado actual, estableciendo en su lugar un Poder político revolucionario completamente distinto de los obreros, campesinos y clases medias que defienda la nueva sociedad contra los enemigos internos y externos que buscarán reestablecer por la fuerza su paraíso de explotación y que desate la participación cada vez más amplia y consciente de la gente, antes excluida de los círculos de riqueza y poder, para transformar toda esfera de la sociedad hacia la emancipación de la humanidad.
El nuevo régimen revolucionario confiscará la propiedad de los grandes capitalistas extranjeros y mexicanos, producto de la explotación de la gente trabajadora, convirtiéndola en propiedad de todo el pueblo. Apoyándose en la movilización revolucionaria de la gente, se desarticulará a los cárteles del crimen organizado, haciendo justicia, ofreciendo trabajo digno y útil a la gente en las bases de estas organizaciones y tratando la adicción a las drogas dañinas como cuestión de salud pública, no criminal. Los campesinos e indígenas recuperarán las tierras robadas y las repartirán equitativamente, con atención especial a los derechos históricos de los pueblos indígenas y la igualdad para las mujeres. La revolución triunfante repudiará los tratados desiguales como el TLC que mantienen el país subordinado a la economía capitalista-imperialista mundial y expulsará a los agentes del imperialismo. Posteriormente, para evitar una nueva polarización capitalista, se promoverá la colectivización voluntaria en el campo, así como la colectivización y socialización de las pequeñas y medianas empresas, con cierta compensación a sus antiguos dueños, a fin de conformar una nueva economía socialista al servicio del pueblo.
Imagínate lo que sería posible con esta nueva economía y este nuevo estado. Se volverán factibles muchas cosas que hoy en día parecen sueños imposibles.
Se podrá rediseñar el mapa del país, creando regiones autónomas indígenas donde decidan sus propios asuntos, con igualdad de derechos entre todas las nacionalidades, tanto en estas regiones como en el país entero, estableciendo la verdadera igualdad para los idiomas autóctonos y una educación realmente bilingüe, restituyéndoles sus tierras despojadas, encauzando recursos al desarrollo de las regiones indígenas y campesinas según el principio de elevar primero las condiciones de los de abajo, alentando el desarrollo y las contribuciones de las diversas culturas autóctonas a la vez que las mismas masas indígenas se movilicen para transformar las formas específicas en esas culturas de la opresión a las mujeres y otros elementos atrasados y se emprende una decidida lucha en contra de la discriminación y el racismo en el país en su conjunto…
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