Esta semana la Cámara de Representantes votó para impugnar a Donald
Trump. Este fue un acontecimiento importante, y ¡algo muy bueno! A pesar
de los términos estrechos bajo los que los demócratas lo llevaron a
cabo, la gente lo aprovechó con entusiasmo. Miles de personas salieron a
las calles, tanto furiosas como entusiasmadas por el hecho de que por
fin van a empezar a hacer que Trump rinda cuentas por algunos de sus
monumentales crímenes.
El siguiente paso del proceso es que los demócratas envíen los artículos de destitución al Senado, y que el Senado lleve a cabo un juicio contra Trump. Se supone que el Senado deba evaluar imparcialmente las pruebas y luego votar si a Trump se le debe destituir de su cargo.
El fascista Partido Republicano agrupado en torno a Trump reaccionó con furia y arrogancia. El líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró abiertamente que NO sería imparcial. McConnell dijo que iba a coordinar el juicio con el propio Trump, el acusado, y que, de todos modos, dado que él, McConnell, ya había concluido que NO se debe destituir a Trump, no era necesario escuchar a más testigos ni examinar otras pruebas. ¡¿¡Quién ha oído hablar de tal cosa!?! Sin embargo, este absurdo va rumbo a convertirse en la “nueva normalidad” bajo el régimen fascista de Trump y Pence.
El mismo Trump acusó a los demócratas de traición y de “hacer la guerra a la democracia”. Al recibir a una delegación del gobierno guatemalteco, un gobierno tristemente célebre por la represión y el asesinato de opositores, Trump fue al extremo de decir que “ellos si sabían cómo encargarse” de la clase de oposición que encontraba de parte de los demócratas del Congreso.
Pero los artículos de destitución sí van directo a un asunto muy importante: que Trump abusó del poder y atropelló el estado de derecho. Esto incluye la manera en que obstaculizó el proceso político de destitución en sí al negarse a entregar pruebas y a permitir que los miembros de su administración dieran testimonio, en desafío a la ley y a la separación de poderes. Si no hubiera habido ningún proceso de destitución o si hubieran votado en contra de los artículos en la Cámara de Representantes, los fascistas se habrían fortalecido más.
El hecho de que este criminal SÍ fue impugnado y ahora va a juicio es algo que hay que celebrar y aprovechar.
En este momento, nadie sabe lo que seguirá.
Pero, de nuevo, las masas de personas respondieron de una manera poderosa, si bien naciente, a la impugnación. Miles de personas salieron a las calles la noche antes de la votación, furiosas por Trump y aprovechando la oportunidad de actuar. Muchos respondieron y asumieron el coro ¡FUERA YA! y las consignas del contingente de ¡FUERA YA! Esto muestra el verdadero potencial que hay que aprehender e impulsar más.
La agudización de estos conflictos en la cúpula y la mayor incertidumbre que traen hacen que las actividades convocadas por Rechazar el Fascismo y ¡FUERA YA! para enero sean aún más importantes y que sea posible conectarse con mucha gente más.
En esta situación, el siguiente punto se destaca con mayor fuerza:
El siguiente paso del proceso es que los demócratas envíen los artículos de destitución al Senado, y que el Senado lleve a cabo un juicio contra Trump. Se supone que el Senado deba evaluar imparcialmente las pruebas y luego votar si a Trump se le debe destituir de su cargo.
El fascista Partido Republicano agrupado en torno a Trump reaccionó con furia y arrogancia. El líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró abiertamente que NO sería imparcial. McConnell dijo que iba a coordinar el juicio con el propio Trump, el acusado, y que, de todos modos, dado que él, McConnell, ya había concluido que NO se debe destituir a Trump, no era necesario escuchar a más testigos ni examinar otras pruebas. ¡¿¡Quién ha oído hablar de tal cosa!?! Sin embargo, este absurdo va rumbo a convertirse en la “nueva normalidad” bajo el régimen fascista de Trump y Pence.
El mismo Trump acusó a los demócratas de traición y de “hacer la guerra a la democracia”. Al recibir a una delegación del gobierno guatemalteco, un gobierno tristemente célebre por la represión y el asesinato de opositores, Trump fue al extremo de decir que “ellos si sabían cómo encargarse” de la clase de oposición que encontraba de parte de los demócratas del Congreso.
Ya han impugnado a un criminal, ¡y eso es algo bueno!
Es cierto e importante que la dirigencia demócrata se centró en un crimen relacionado en gran parte con la “seguridad nacional”, o sea, los intereses imperialistas de Estados Unidos por todo el mundo. Explícitamente no incluyeron los atropellos mucho más serios perpetrados por este gobierno fascista contra las masas de personas y el planeta mismo. Todo esto va en contra de lo que necesita la humanidad, en Estados Unidos y por todo el mundo.Pero los artículos de destitución sí van directo a un asunto muy importante: que Trump abusó del poder y atropelló el estado de derecho. Esto incluye la manera en que obstaculizó el proceso político de destitución en sí al negarse a entregar pruebas y a permitir que los miembros de su administración dieran testimonio, en desafío a la ley y a la separación de poderes. Si no hubiera habido ningún proceso de destitución o si hubieran votado en contra de los artículos en la Cámara de Representantes, los fascistas se habrían fortalecido más.
El hecho de que este criminal SÍ fue impugnado y ahora va a juicio es algo que hay que celebrar y aprovechar.
Una nueva situación, llena de incertidumbre
La furiosa reacción de los republicanos hace que la situación sea extremadamente impredecible. Poco después de que McConnell dijera descaradamente que no sería imparcial, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que retrasaría el envío de los artículos de la impugnación al Senado hasta que pudiera estar segura de que el procedimiento sería un proceso justo.En este momento, nadie sabe lo que seguirá.
Pero, de nuevo, las masas de personas respondieron de una manera poderosa, si bien naciente, a la impugnación. Miles de personas salieron a las calles la noche antes de la votación, furiosas por Trump y aprovechando la oportunidad de actuar. Muchos respondieron y asumieron el coro ¡FUERA YA! y las consignas del contingente de ¡FUERA YA! Esto muestra el verdadero potencial que hay que aprehender e impulsar más.
La agudización de estos conflictos en la cúpula y la mayor incertidumbre que traen hacen que las actividades convocadas por Rechazar el Fascismo y ¡FUERA YA! para enero sean aún más importantes y que sea posible conectarse con mucha gente más.
En esta situación, el siguiente punto se destaca con mayor fuerza:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos de este sistema y al servicio de los intereses de la clase dominante de este sistema, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.Por eso es más importante que nunca propagar y luchar por la demanda de que el régimen de Trump y Pence en su conjunto debe marcharse YA, y que la clave para hacerlo es hacer que miles de personas adicionales se activen hoy, y trabajar para que crezcan a millones en lucha no violenta, sostenida y masiva.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.
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