De algunos camaradas que tenían la responsabilidad de dirigir directamente la lucha en Ferguson
El pasado fin de semana se cumplió el quinto aniversario de la rebelión de Ferguson. Michael Brown, un joven negro que acababa de graduarse de la escuela secundaria, fue abatido a tiros con las manos en el aire por un policía en Ferguson, Misuri, un suburbio de St. Louis. Y eso no fue suficiente: los policías dejaron que el cadáver de Michael Brown yaciera en la calle hora tras hora tras hora. La ira se extendió por la comunidad negra donde yacía el cuerpo sin vida de Michael, como una víctima de linchamiento en el “viejo Sur”; esa noche la gente se levantó y justamente se defendió en contra de la policía fuertemente armada. Noche tras noche, estos jóvenes respondieron con lucha, a pesar de los “mejores esfuerzos” de los “bomberos” como Al Sharpton y demasiados otros por meterlos una vez más en la vida en la que este sistema los ha metido a martillazos.
Unos jóvenes radicales y revolucionarios de todo Estados Unidos, incluidos miembros del Club Revolución, acudieron a Ferguson para prestar apoyo a este levantamiento y muchas personas sostuvieron manifestaciones en sus propias ciudades. Los jóvenes negros se tomaron las calles a raudales en todo Estados Unidos. Los jóvenes de otras nacionalidades, incluida una gran cantidad de jóvenes blancos, se unieron a esto y también comenzaron a interrumpir las sinfonías y los partidos de béisbol para exigir a los demás: “¿de qué lado estás?”. Algo nuevo entraba en la escena.
Cuando el fiscal de distrito en el caso emitió la decisión de “no imputación” a fines de noviembre de ese año y salió impune el servilmente cobarde asesino vestido de azul de Michael Brown, incluso más personas se tomaron las calles, esta vez a miles y decenas de miles por todo Estados Unidos. Durante un mes se tomaron las calles día tras día y noche tras noche, bloquearon carreteras y desbarataron la actividad de costumbre. La policía respondió con una fuerte represión, a menudo militarizada, pero a menudo se vio obligada a retroceder.
Las preguntas importantes sobre la profundidad y el alcance de la opresión del pueblo negro comenzaban a surgir en la mente de millones... de por qué esto todavía estaba sucediendo y qué hacer al respecto... y de dónde viene todo esto. La gente comenzaba a tener una sensación de su propio poder potencial cuando se unían.
Al mismo tiempo, la clase capitalista-imperialista gobernante, división Partido Demócrata, maniobraba para “acorralar y domesticar” la protesta, según la frase de Bob Avakian. La administración de Obama llevó a activistas selectos por avión a la Casa Blanca para una reunión. Ciertas voces, aquellas que promueven reformas y programas para trabajar con la policía y desarrollar un “entendimiento” y conciliación entre la policía y la gente, recibieron una plataforma y los medios de comunicación los promovieron; y ciertas voces —las de la resistencia y la rebelión, las de la revolución— fueron “borradas”. El marco de la política de identidad y la justicia restaurativa, que propone cambiar la comprensión de las personas
dentro del sistema actual como el camino a seguir, recibió el apoyo de fuerzas altas en la clase dominante. Se pusieron en marcha complejos programas de reforma de múltiples puntos. Llegaron a elegirse desfiles de políticos negros para fiscal de distrito, concejo municipal y alcalde, y contrataron a muchos, muchos policías negros nuevos: el Departamento de Policía de Ferguson ha pasado de cuatro policías negros a 22 desde la rebelión. Pusieron jefes de policía negros. El Departamento de Justicia de Obama (DOJ) comenzó a promover “decretos de consentimiento” con la promesa de traer una nueva era de “rendición de cuentas”
1. Se pusieron cámaras corporales a los policías.
Mientras tanto, comenzaron a caer cargos y penas fuertes sobre los que fueron arrestados en las manifestaciones. Al menos seis activistas en la lucha han perdido la vida, algunos de ellos en lo que fueron, al menos, circunstancias sospechosas. La lucha sí continuó: masas de personas, especialmente jóvenes negros, se levantaron en Baltimore después de que la policía asesinó a Freddie Gray en 2015, y 3.000 se manifestaron en Nueva York en octubre de 2015 en una manifestación convocada por De Pie en Octubre, una coalición que el Partido Comunista Revolucionario (PCR) ayudó a iniciar. Pero especialmente antes y después de la elección de Trump, la lucha se amainó.
A cinco años: qué ha cambiado
Ahora, a cinco años, ¿qué ha cambiado? A raíz de las rebeliones inicialmente provocadas por la muerte de Michael Brown, el fascista y abiertamente supremacista blanco Trump entró en funciones, en parte como respuesta a esas rebeliones. La tasa de asesinatos policiales no ha cambiado desde 2014, pese a las cámaras corporales y demás. Todavía es una epidemia, con un saldo de unas mil vidas al año. La tasa de policías a los que acusan después de matar se ha mantenido igual, la cual es prácticamente en ceros. A los policías que van a juicio les siguen absolviendo, al mismo ritmo que antes.
Las lecciones MÁS IMPORTANTES de Ferguson
Pero la lección aquí NO es que la rebelión y la lucha de masas no sirven de nada. Todo lo contrario. La lucha de masas, especialmente cuando llega al extremo que se dio en Ferguson, puede jugar un papel extremadamente crítico en hacer avanzar las cosas hacia la revolución. Las masas de personas levantan la cabeza, para citar CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución, la sociedad está "sacudida" y “muchas personas cuestionen y opongan resistencia a lo que por lo normal aceptan”. Ya mencionamos algo de lo que comienza a surgir en estas luchas y algo de lo que comienza a nacer, pero esto merece un énfasis repetido.
PERO lo que los últimos cinco años dejan en claro de manera tan dolorosa es, en primer lugar, como dijo Bob Avakian en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución: “La supremacía blanca y el capitalismo han estado totalmente entretejidos y estrechamente ‘articulados’ a lo largo de todo el desarrollo de Estados Unidos, al día de hoy; intentar acabar realmente con la supremacía blanca y al mismo tiempo conservar el sistema del capitalismo, desgarraría todo el tejido del país. La supremacía blanca y el capitalismo — no es posible superar y por fin abolir la primera sin derrocar y por fin abolir el segundo”. Ninguna reforma bajo este sistema será más que parcial y temporal, y esto ha sido confirmado por lo que resultó de Ferguson.
Realmente ES cierto, como dice BA, que “tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!”
Desde esta perspectiva, no se puede dejar estas luchas como están, o simplemente apoyarlas, incluso apoyarlas combativamente, sino que
deben transformarse, mediante lucha, en conocimiento, determinación y organización revolucionarios (de una
declaración del Revolución-Los Ángeles acerca del asesinato policial de Stephon Clark, énfasis agregado).
Así que, dado esto, ¿qué es lo que SÍ se necesita hacer? Para citar nuevamente el discurso de BA, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Así, con ese entendimiento y orientación, ¿cómo nos ponemos a acelerar mientras se aguarda? Los medios para hacerlo están concentrados en la formulación “Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”. Empecemos con el objetivo de todo esto: la Revolución. En Lo BAsico 3:1, lo expresé así: “Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería”. Esa es otra verdad sencilla y básica. Tenemos que ir a la gente —no sólo a una o dos personas, no sólo a un pequeño grupo, sino a las masasde personas, en todo el país, en cada parte de la sociedad— con el mensaje directo de la revolución— en vez de dejar que “su nivel actual de conciencia” establezca los términos mientras tratamos de “introducir” de algún modo alguna idea sobre la revolución dentro de ese marco limitado. Como Lo BAsico 3:1 agrega: Sí tenemos que unirnos con la gente en toda una variedad de luchas que no tengan por objeto una revolución; pero es una ridiculez, francamente, imaginar que algo menos que la revolución solucionara todos los monumentales y monstruosos problemas e infamias que la gente enfrenta bajo este sistema. A partir de llevar la revolución a la gente, sin rodeos, pues, a partir de ese lugar, tenemos que unirnos con la gente para luchar contra la injusticia y la opresión, y además luchar para ganar a un creciente número de personas a ver la necesidad y la posibilidad de la revolución, y que se conecten con esto.
Aquí tenemos que decir que si bien la línea política del reformismo proveniente de otras fuerzas (y con el respaldo de Obama) frenó y neutralizó la lucha en Ferguson, hubo cuestiones de orientación y estrategia revolucionarias dentro del propio PCR que perjudicaron lo que más hacía falta: la causa de la revolución. En una medida demasiado grande, nosotros mismos no partíamos de lo mencionado anteriormente y, por lo tanto, fundamentalmente NO jugamos el papel de vanguardia que se requería en ese momento. Si bien los Clubs Revolución y las personas influenciadas por el partido movilizaron a las masas en una lucha combativa y se enfrentaron con valentía a las fuerzas de la represión, y si bien luchamos contra la conciliación y la reforma, lo hicimos demasiado desde dentro de los términos de lo que impulsara la lucha inmediata en contra del asesinato policial.
Al hacerlo, no nos basamos lo suficientemente nosotros mismos y los demás en la revolución que nos hace falta y tampoco abordamos todo desde el punto de vista que BA explica en el discurso y en Lo BAsico 3:30. Para nada nos acercamos lo suficiente a construir a partir de la verdadera grande fuerza que la revolución tiene en Bob Avakian, en lo que él ha desarrollado en la ciencia con lo que conocer el mundo, en la estrategia para la revolución que necesitamos y en la visión de la nueva sociedad condensada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de BA.
Esta deficiencia significativa y costosa surgió de la idea de que los comunistas deberían poner, en primer plano, o al menos como punto de partida, la unidad inmediata en la lucha y probarse a sí mismos como el “mejor luchador” y únicamente así difundir su comprensión revolucionaria una vez que hayan “establecido a sí mismos”. Esta ha sido una línea históricamente dominante en el movimiento comunista, y es la línea que se refuerza por las relaciones sociales y las ideas dominantes de este sistema. Pero si uno no lucha contra las maneras en que este sistema condiciona el MODO en que las personas ven las causas, los objetivos y los medios de lo que se necesita desde el principio y durante todo el proceso hasta el final, pues nunca llegará al comunismo y ni siquiera hará la revolución. Por estas razones, esta línea ha sido y es uno de los principales blancos de la Revolución Cultural al interior del PCR, liderada por BA. (La Revolución Cultural al interior del PCR, Estados Unidos fue lanzada por Bob Avakian a principios de la década de 2000, en un momento en que todo el partido corría el peligro de abandonar el objetivo de hacer la revolución, en cualquier sentido real, y de volverse revisionista. Esto se trata con gran profundidad en la
Cuarta parte de
El Nuevo Comunismo. La actual Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL” es una expresión concentrada de esa Revolución Cultural.
Esta Gira tiene como objetivo construir el movimiento revolucionario de masas que necesitamos, incluidos los miles de personas que se necesitan en este momento para formar una fuerza central organizada PARA la revolución y, como un objetivo crucial y parte necesaria de eso, romper fundamental y decisivamente con esa línea revisionista.
Lo que debe hacerse ahora
Hoy, a cinco años, estamos escribiendo esto mientras un régimen fascista y abiertamente supremacista blanco gobierna desde de la Casa Blanca y maniobra para consolidar aún más firmemente el fascismo en su lugar. En este momento, este gobierno está encarcelando y torturando a inmigrantes, incluidos los niños los que está separando de sus madres y padres, por el “crimen” de huir de la represión y el hambre. En este momento, Trump usa las palabras de Hitler para describir a las personas negras y los vecindarios en los que viven. En este momento, hay medidas para despojar a las mujeres y a las personas LGBTQ de los derechos básicos, y hay amenazas de una guerra nuclear genocida proveniente de Trump (y las guerras bárbaras actuales que se libran con el apoyo y/o participación directa de Estados Unidos en Yemen, Afganistán, Siria, Somalia y otros lugares). El saqueo vertiginoso del medio ambiente pone a consideración si la humanidad seguirá existiendo en el siglo entrante. Y en este momento, la policía continúa asesinando y brutalizando a los negros, latinos, inmigrantes, amerindios y otras personas oprimidas, y ahora cuenta con el respaldo abierto de la Casa Blanca y el Departamento de Justicia. Para parafrasear a Gil Scott-Heron, al hablar sobre una lucha anterior contra el asesinato policial, “los perros siguen sueltos en la calle”.
De hecho, en este momento necesitamos más, y no menos, resistencia. Pero, sobre todo, necesitamos un movimiento para la revolución de miles de personas que se mete en esta resistencia y la construye de la manera que ya se explicó. El pasado fin de semana la gente se tomó las calles en varias ciudades en protestas. Especialmente si esto presagia la base para un nuevo auge de lucha, los comunistas revolucionarios deberían acoger y ser parte de la lucha en este frente, según la orientación citada arriba, sacando las lecciones correctas de los últimos cinco años y bregando sobre ellas, y construyendo fuerzas para la única solución al problema: la revolución.
Cómo hacerlo se explica en CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución:
Aquellos que sufren lo peor de la vida infernal bajo este sistema, y aquellos que están hartos de los interminables ultrajes perpetrados por este sistema, tienen que conectarse con esta revolución. Es necesario que se organicen miles de personas en las filas de la revolución ahora, a la vez que se ejerza una influencia sobre millones de personas para que apoyen a esta revolución. Hemos presenciado ese potencial en las protestas que se han sostenido contra la brutalidad y asesinato policial, y otras formas en que grandes cantidades de personas se han plantado a las autoridades establecidas y a las “reglas del juego” políticas. Pero es necesario transformar lo anterior, por medio de lucha, en conciencia, determinación y organización revolucionarias. Es necesario que las fuerzas organizadas y la dirección de esta revolución lleguen a ser la “autoridad” a la que un creciente número de personas recurran y sigan —y no a los mentirosos políticos y medios de comunicación de este sistema opresor— y no a aquellos que sirven de fachada de los opresores y predican la “conciliación” con este sistema — y no a aquellos que hacen que las personas se opongan las unas a las otras cuando lo que es necesario es que se unan por esta revolución. Si bien muchas personas harán cosas positivas al oponerse a los crímenes de este sistema, es necesario que nosotros tengamos la orientación hacia todo —que evaluemos todos los programas políticos y todas las fuerzas organizadas en la sociedad, toda forma de cultura, valores y maneras de tratar a la gente— según la manera en que están relacionados con la revolución que necesitamos, para poner fin a toda opresión. Es necesario que nos unamos con la gente dondequiera que podamos y que llevemos lucha con la gente cuandoquiera que sea necesario hacerlo, a fin de hacer avanzar la revolución.